¿Qué se puede decir de la Fiesta Nacional del Teatro que no se haya dicho? Quizás nada, quizás no mucho. Pero para quien la experimenta por casi primera vez (segunda, de hecho, en mi caso), todo.
En primer lugar, lo obvio: es una oportunidad única, de las pocas que tiene una persona al año, para ver escena argentina reunida toda en un puñado de escenarios de una misma ciudad. Una oportunidad única que cada vez se disfruta a fondo, como merece.
Viviendo en Córdoba, una tiene la oportunidad de ver de forma bastante regular, digamos, teatro de Buenos Aires; y, de forma menos regular, de ver propuestas que vienen de otras provincias e incluso de otros países. Especialmente, en el marco de algunos festivales. Siendo periodista, se presentan algunas oportunidades más, al viajar a cubrir algún que otro evento de este tipo.
Pero la FNT exuda en cada detalle, en cada aplauso, en cada movimiento, un sentimiento de amor y compromiso con una escena que sea cada vez más federal. Un encuentro entre lo que nos hace únicos en cada paraje y lo que nos une como argentinos que hacen y ven teatro.
Se supone que esta tiene que ser una nota sobre la FNT 2023. Pero no puedo escindir esta experiencia de la Fiesta del 2022, así que este se vuelve un espacio para hablar de lo vivido en la FNT en general. Con sus particularidades, siento que más que diferenciarse una de otra, la que acaba de pasar refuerza una sensación: si el lema de este año fue celebrar y defender con teatro los 40 años de democracia, eso vale para cada Fiesta.
Mucho más que ver teatro
En cada FNT, viene junto, como un regalo, una posibilidad también única de aprendizaje: desde las charlas con lxs colegas al salir de cada función, a los espacios de desmontaje en los que se intercambian conocimientos y argumentos desde distintos campos, pasando por los almuerzos, cenas, y mates compartidos en los que volvemos sobre obras que vimos días anteriores y las que veremos. Siento que cada Fiesta Nacional es como un intensivo del que me voy habiendo incrementado considerablemente mi saber sobre la escena y mi capacidad de escribir notas cada vez más ricas y atentas a lo que sucede en los escenarios.
La generosidad de lxs trabajadores del INT, de los espacios que nos reciben, de artistas y periodistas de compartir experiencia, percepciones sobre lo visto, contactos, palabras, testimonios, es una que siempre me conmueve hondamente.
Para mí, que empecé a cubrir artes escénicas de forma más activa hace poco más de un año, que constantemente pienso a solas o con mis compañerxs qué periodismo hacemos y queremos hacer, lo que se da en la FNT es una oleada no solo de nuevos conceptos y formas de abordaje de los fenómenos teatrales, sino de reflexiones y emociones sobre el quehacer diario, sobre el teatro y, al final, un poco sobre la vida misma.