Teresa (Florencia Naftulewicz) está libre, pero su amiga Conejo (María Fernanda Rodríguez) no. Teresa es Liebre, puede entrar y salir cuando quiera, pero Conejo no, ella tiene que quedarse adentro, por seguridad.
Teresa es la parte rota y maravillosa de sí misma. Ama bailar y en su desordenado departamento siempre es hora del te. Y San Jorge la protege. Pero la mente es una herramienta poderosa y la imaginación suele ser muy peligrosa. Solo la acompaña la soledad.
La reconstrucción de su pequeño gran mundo conforma un rompecabezas donde va y viene su presente y su pasado, mientras la esquizofrenia invade su cotidianeidad, y atraviesa la muerte de su mejor amiga.
Un relato íntimo bien escrito por sus autoras que se plantean qué es lo normal y qué no, bien jugado por sus protagonistas. Florencia Naftulewicz encarna una sutil, carnal, frágil, sufriente Teresa, que les habla a los espectadores de forma directa, a veces con crudeza, rompiendo la cuarta pared.
La puesta interesante muestra el departamento en penumbras, un espacio lleno de adornos, un altar y cosas viejas, un espacio medio claustrofóbico contrapuesto a esta libertad que goza esta mujer en contraposición a su misteriosa compañera, una correcta María Florencia Rodríguez.
“Conejo me agarraba de la mano y corríamos por todos lados. Le gustaba dar vueltas, y se hacía la que se caía al barro para ensuciarse. Una vez nos escapamos de una actividad y nadie se dio cuenta, juro por San Jorge que nadie pero nadie lo notó. Corrimos muy rápido y nos quedamos las dos horas, al lado de la reja. Conejo estaba excitada porque escuchábamos los camiones. Puso su boca en mi oreja y me dijo: ´sos una libre´”.
Ficha técnica:
Actrices: Florencia Naftulewicz y María Fernanda Rodríguez.
Dramaturgia: Jimena González y Florencia Naftulewicz.
Dirección: Pilar Boyle y Sharon Luscher.