El empresario teatral charló con “Escenarios Nacionales radio” y analizó lo que dejó la temporada de invierno 2019. Además, se refirió a la actualidad que está atravesando el oficio.
– Vimos unos números un poco alarmantes respecto a la concurrencia de público en las obras infantiles. Si bien en estos últimos días tengo entendido que mejoraron un poco, queríamos charlar con vos sobre esto. ¿Cómo terminan estas vacaciones de invierno 2019?
– No es que mejoró sino que se había tomado un dato, creo que del colega Daniel Grinbank, que hizo un tuit que comete un error. Toma las estadísticas de ADDET, que es la asociación de empresarios, que es quien audita y nos da semanalmente los datos oficiales, y tomó la misma semana del año pasado con la de este año, semana 29 del calendario. Lo que pasa es que en 2018 las vacaciones de invierno comenzaron en la semana 29 y este año en la 30. Se postergaron, y el número no era exactamente comparable porque se estaba tomando la primera semana de vacaciones del año pasado con la previa de este año. Pero ahora sí, concretamente, tomando primera semana con primera semana, la caída de espectadores de este año fue del 11% real en el circuito de teatro infantil. Son cifras auditadas y la fuente es ADDET. Y si vamos dos años para atrás, es un 19% menos. Es significativa la caída sin llegar a aquello que a raíz de un tuit había circulado los primeros días. Era imposible de comprender cómo podía bajar un 70% de un año al otro.
– Números que no son ajenos a un contexto económico en crisis donde el principal recorte es en las salidas, y el teatro es uno de los principales afectados.
– Eso lo tenemos claro, y más el circuito de teatro que llamamos comercial, que tiene un comportamiento diferente al teatro público y al independiente. Para decirlo claramente, el teatro comercial, aquel que tiene más lucecitas de colores, que tiene que ver más con la Av. Corrientes, con lo más mediático, en el caso de Buenos Aires. No hay duda que sigue siendo una actividad suntuaria para una amplia franja de la población. Gente que tiene en épocas de crisis, por supuesto, otras actividades, básicas y elementales, que aunque nosotros nos dediquemos a esto, sin duda, y aunque nos cueste decirlo, sin ir al teatro se puede vivir, en cambio, sin comer, no.
– En tres años la concurrencia lleva un acumulado constante de baja en la cantidad de espectadores que va al teatro. ¿Cómo hacen ustedes, empresarios teatrales, para paliar un poco este número y que sea menos fuerte?
– Hay una porción de productores de la Asociación de Empresarios que no está trabajando. Se produce de otra manera. Las salas pasan a tener varios espectáculos a la vez porque ninguno llega a colocar en una temporada de varios días por semana el cartelito de “no hay más localidades”. Pero ojo, y es lo que pasa con la economía general de un país, también hay éxitos que se polarizan más que nunca. Me alejo un minuto del teatro y vemos lo que pasó con la película “Toy Story 4”. Mientras el número global baja, aparece un tanque que termina dando el mayor éxito de la historia. En teatro hay dos o tres productos que, realmente, están teniendo unas cifras casi impensadas y que no acompañan la época. Y eso se nota más, esa polarización, porque la suma general de espectadores, siendo menos, permite que haya siempre, uno o dos, que les va mejor que en las épocas buenas.
– Viendo las planillas de AADET un poco, las obras más vistas son comedias. Tenemos por ejemplo “Una semana nada más”, está Roberto Moldavsky, Fátima Flores, “Departamento de soltero”, Lizy Tagliani. ¿El público elige más este tipo de género cuando tiene que hacer una salida en estos tiempos?
– Eso viene pasando hace tiempo. A mi me gusta decirlo que el teatro, y el borderaux en particular, es una radiografía rápida del bolsillo de la clase media. Por eso, muchas veces, el teatro se adelantó a coyunturas privadas o a datos estadísticos públicos, porque sabemos que el público argentino es teatrero, y cuando tiene algún bolsillo más holgado, sobre todo aquella audiencia del teatro privado, que es la clase media, el principal cliente, se nota rápidamente. De la misma manera, cuando hay una época de crisis, rápidamente, por lo que tiene que ver con la defensa propia ante otras necesidades, vemos como cae el consumo, porque el teatro resulta caro para esa gran porción de gente.
– ¿Te influye esto a la hora de elegir una obra para tus teatros?
– En esto te voy a decir lo mismo que repito hace 45 años, y no es una pose, ¿sabés que no lo sé? No hay una facultad para estudiar de esto, no es una ciencia exacta. No somos ni ingenieros ni tenemos que hacer cursos. Acá se trata de poner un poquito de sentido común, sentir con la piel qué es lo que le está pasando a la ciudadanía, y después tener un poquito de suerte. A mi me preguntan cómo se programa y yo no sé explicarlo. Podes, como en mi caso, convertirlo en profesión, y el oficio puede ayudarte un poco a prepararte para saber que vas a patinar la mayoría de las veces, a tratar de sacarle el jugo cada vez que haya un éxito, y no excitarnos demasiado con los éxitos para no deprimirnos tanto en los fracasos.
– ¿Ya estas armando temporada Mar del Plata 2020?
– Si, nunca se frena, pero digamos que es una temporada, país mediante por lo que estamos hablando, y elecciones de por medio, viene atrasada. Estando a principios de Agosto me gustaría tener títulos y confirmaciones mucho más elocuentes de las que tenemos. Sí cerramos la compañía de una comedia con Luciano Castro y Luciano Cáceres, que produce Faroni, que se llama “Desnudos”. Ahí tenemos tres actores y tres actrices para debutar el 20 de Diciembre.
