Una familia vive al límite de la disolución, evidente pero secreta. Todos en una casa que los contiene y encierra, en la que tratan de construir espacios personales dentro de los compartidos.
Una convivencia imposible, transitada desde el absurdo devenir de lo cotidiano, donde lo violento se instala como natural, y lo patético se ignora por compartirlo.
Son muchas las cosas que no se dicen en esta familia, por demás disfuncional. Esas “omisiones” llevan a las miserias, verdades que se callan, pero se traslucen.
Planteada desde el hiperrealismo de las situaciones, Claudio Tolcachir tuvo un perfecto poder de observación al darle vida a esta familia, creando criaturas tan oscuras como queribles. Miserables y cercanas.
Y para esa excelencia de dramaturgia, primer texto teatral del autor, elige actores ideales para cada uno de los papeles. Precisos, con la dosis justa en el tono necesario, el que requiere también mucho compromiso corporal. Así se expresan con lo que dicen, pero también con lo que no hacen.
Un comedia dramática que conmueve. El humor que disfraza el patetismo y la soledad. Situaciones absurdas que anticipan que algo está por estallar, en esta familia argentina, reflejo de una clase social.
Son varios los factores que hacen de “La omisión de la familia Coleman” la obra que hoy es, y le mereció más de 2500 funciones, en 22 países, con la participación en más de 50 festivales, y los premios nacionales más importantes al teatro.
Quince años de trabajo ininterrumpidos que se festejan a lo grande, con una nueva temporada en Paseo La Plaza, en plena avenida Corrientes. El suceso del off que recorrió el mundo, otra vez en Buenos Aires, para volver a aplaudir de pie, por largos minutos.
Una convivencia imposible, transitada desde el absurdo devenir de lo cotidiano, donde lo violento se instala como natural, y lo patético se ignora por compartirlo.
Son muchas las cosas que no se dicen en esta familia, por demás disfuncional. Esas “omisiones” llevan a las miserias, verdades que se callan, pero se traslucen.
Planteada desde el hiperrealismo de las situaciones, Claudio Tolcachir tuvo un perfecto poder de observación al darle vida a esta familia, creando criaturas tan oscuras como queribles. Miserables y cercanas.
Y para esa excelencia de dramaturgia, primer texto teatral del autor, elige actores ideales para cada uno de los papeles. Precisos, con la dosis justa en el tono necesario, el que requiere también mucho compromiso corporal. Así se expresan con lo que dicen, pero también con lo que no hacen.
Un comedia dramática que conmueve. El humor que disfraza el patetismo y la soledad. Situaciones absurdas que anticipan que algo está por estallar, en esta familia argentina, reflejo de una clase social.
Son varios los factores que hacen de “La omisión de la familia Coleman” la obra que hoy es, y le mereció más de 2500 funciones, en 22 países, con la participación en más de 50 festivales, y los premios nacionales más importantes al teatro.
Quince años de trabajo ininterrumpidos que se festejan a lo grande, con una nueva temporada en Paseo La Plaza, en plena avenida Corrientes. El suceso del off que recorrió el mundo, otra vez en Buenos Aires, para volver a aplaudir de pie, por largos minutos.
Ficha técnica:
Actores: Jorge Noguera, Cristina Maresca, Diego Faturos, Tamara Kiper, Inda Lavalle, Adriana Ferrer, Gonzalo Ruiz, José Frezzini y Fernando Sala.
Dramaturgia: Claudio Tolcachir.
Dirección: Claudio Tolcachir.
