El actor, director y dramaturgo compartió en sus redes sociales el pedido, destinado a la novia del Presidente Javier Milei.
LA CARTA COMPLETA:
Nunca en mi vida he molestado a una artista consagrada por temas personales, pero las gravísimas circunstancias que está atravesando el teatro independiente, me llevan a hacerlo. Desde ya le agradezco la atención dispensada.
Acudo a usted porque la naturaleza de esta solicitud, solo un artista puede comprender. Es sabido que para llegar hasta donde usted llegó se requiere de muchísimo esfuerzo, talento y algo de suerte. Sin embargo, el duende del teatro, ese que se apodera del artista al subir al escenario y que usted muy bien conoce, (ese duende que solo existe entre el artista y el público, ambos de carne y hueso y en vivo) se replica en todos los teatristas de la inmensa Argentina. Teatristas que brindan su magia, como lo hace usted, al gran público. Y curiosamente ese gran público no está solamente en la calle Corrientes, ni el Mar del Plata ni en Carlos Paz, el gran público se encuentra a lo largo y a lo ancho de la geografía argentina, en pequeñas salitas, galpones, plazas, garajes, que existen en casi todos nuestros pueblitos. Ese gran público que probablemente nunca tenga acceso a espectáculos de rutilantes marquesinas, como tal vez, tampoco lo tendrán los teatristas provincianos. No obstante, y gracias a la incansable lucha de muchos teatristas de entonces se ha conseguido en 1997, una ley que permitió que el habitante de Las Lomitas, allá en Formosa; de Clodomira en Santiago del Estero; de Tinogasta en Catamarca; de Tapebicuá, en Corrientes; de Lago Epuyén, en Chubut; de Simoca, en Tucumán; de Chardai, en Chaco; de Caspalá, en Jujuy. De Ulapes, en la Rioja; de Puerto Almanza, en Tierra del Fuego; de Koluel Kayke, en Santa Cruz.; de Chipauquil, en Rio Negro; de Caviahue, en Neuquén; de El Sosneado, en Mendoza; de Alpachiri, en la Pampa; de Cazón, en provincia de Buenos Aires; de Ischilin, en Córdoba; de Capivara, en Santa Fe; de Arroyo Clé, en Entre Ríos.
De Campo Grande, en Misiones; de Angastaco, en Salta, entre muchas más, puedan tener la maravillosa posibilidad, de al menos por unos instantes, dejarse hechizar por la magia del teatro transportándolos a mundos inalcanzables. Hoy quieren quitar de cuajo esa posibilidad de soñar, como sueña usted cuando planifica su espectáculo, a todos los teatristas y a la vez robarle al gran público la libertad, a través del arte, de poder pensar y reflexionar y reafirmar, de alguna manera, su existencia.
El destino quiso que por extraño sortilegio, usted hoy se encuentre en un lugar estratégico del cual podría convertirse en heroina, si quisiese, para más de novecientos mil hacedores culturales y alrededor de ocho millones de beneficiarios que conforman ese gran público de allá lejos. Hoy usted puede convertirse en una heroina para la cultura de su país. Usted como artista que es, sabe que la cultura no es otra cosa que la memoria de un pueblo. ¿Se imagina levantarse una mañana sin memoria? ¿Se imagina el caos que puede acarrar un pueblo sin memoria?
Usted, desde su lugar, y solo usted como artista iluminada y colega, puede entender y ayudar a que no desaparezca el Instituto Nacional del Teatro que da oxígeno al teatro independiente y mantiene viva la memoria de toda comunidad civilizada.
Descuento su ayuda incondicional y la saludo con respeto de colega a colega.
Mauro Santamaría. Actor, autor, director y dramaturgo correntino.