Branko (Juan Tupac Soler), el hijo mayor, está por cumplir 25 años y padece una enfermedad innombrada, que le obliga a andar en silla de ruedas. Su abnegada madre (Paula Fernandez Mbarak) prepara todo para la fiesta familiar, entre al tristeza de ver a su primogénito así, y la resignación en la que no quiere caer.
El drama hace la pregunta fundamental sobre cómo aceptar al otro, diferente, al que queremos, pero no podemos y no sabemos ayudar. Allí, también, el padre, su hermana con un pretendiente, una chica enamorada, sus tíos y sus abuelos.
El texto del joven dramaturgo croata Ivor Martini es impecable, pero Guillermo Cacace supo hacer de el algo superador. Su dirección de los diez actores en escena, a los cuales le agrega un narrador que contextualiza las situaciones, es impecable.
El realismo y la naturalidad atraviesa la obra desde el ingreso a la sala del público. La emoción minimalista y la sensibilidad hacen de “Mi hijo sólo camina un poco más lento”, una obra que es una verdadera joyita. De esas que se recordarán por siempre, y se guardan en algún lugar de los sentimientos. Simplemente, imperdible, para dejarse llevar.
Ficha técnica:
Actores: Paula Fernández Mbarak, Antonio Bax, Clarisa Korovsky, Aldo Alessandrini, Romina Padoan, Gonzalo San Millán, Juan Tupac Soler, Pilar Boyle, Luis Blanco, Pochi Ducasse y Juan Andrés Romanazzi.
Dramaturgia: Ivor Martinic.
Traducción: Nikolina Zidek.
Dirección: Guillermo Cacace.
