– ¿Dequé trata “Bodas”?
– Bodas es una versión libre de “Bodas de Sangre”, de Federico García Lorca. En “Bodas”, se representan algunas escenas biográficas de la vida de Lorca, sus estudios, su relación con Dalí y con la política española. A su vez, su imaginación cobra vida y se pone en escena “Bodas de Sangre, en títeres. Las dos historias crecen de manera simultánea entrecruzándose en escena.
– ¿Cómo nace la idea de intercalar la vida de Federico García Lorca con su obra “Bodas de sangre”?
– Yo partí de la consiga “adaptar un texto clásico para títeres”. El títere existe en forma y no en palabra. ¿Cómo hacer para que el objeto, el títere, se bancara el lirismo y extensión del texto de Lorca? Era necesario recortar… Pero recortar a Lorca a mí me parecía casi sacrílego. Estuve trabadísima hasta que encontré un punto medio: tomé una selección de sus escenas para contar otra historia, la de el mismo, o por lo menos una historia parecida, que yo me inventé investigando un poco su biografía. Y creo que fue una decisión bastante natural: en toda la obra de Lorca, hay mucho de él. Es innegable esa cosa “artesanal” que tiene su escritura. Me
parece que es muy fácil acercarse a él a través de su obra. Hay muchísimo de él y su interioridad en sus temas, en sus metáforas, sus imágenes, sus olores…
– ¿Cómo se conjugan en la misma obra el teatro, los títeres, la música y la danza?
– Con mucho trabajo. Desde la dramaturgia, la propuesta incluía la interacción entre actores, títeres y música. Pero en escena hubo que replantearse todo. Creo que un trabajo como este, lo importante fue el colaboracionismo, el diálogo entre las diferentes artes y el aprender a “ceder” en pos del espectáculo en general. La música tuvo que resignar complejidad en algunos momentos para que la danza pudiera habitarla de lleno. La danza fue tuvo que resignar amplitud en algunas coreografías porque se perdía de foco la escena. A veces, el actor mismo tenía que resignar su expresividad porque competía demasiado con la forma del títere con el que estaba interactuando. Es todo un tira y afloje que desde la dirección hubo que ir regulando, casi ecualizando, para que funcionara como un todo.
– ¿Cuánto tiempo de ensayo llevó la obra?
– La obra la ensayamos 10 meses en total, pero el proyecto arrancó en marzo del año pasado. Comenzó con una re-lectura y re-escritura del material que yo tenía cajoneado desde hacía tres años. Fue mi primer obra completa. La pre producción llevó hasta junio y en julio arrancamos con el equipo completo con una primer etapa de investigación a partir del cuerpo y de entendernos con el flamenco, con el compás, con los toques y la danza. Seguimos con el montaje y la composición. Tuvimos una primera presentación en diciembre de 2017, para la UNSAM porque este fue mi proyecto de licenciatura. A partir de las devoluciones del jurado, seguimos trabajando y llegamos a este abril con un proyecto enorme y muy bien logrado.
– ¿Por qué Federico García Lorca?
– Siento una profunda empatía con los temas que a él le preocupaban y sobre los que escribió. El amor, el erotismo, la represión, la frustración, la muerte… Son temas universales que a todos nos tocan de una u otra manera. Por diversas construcciones sociales personales, esos temas son los que tengo necesidad de poner en escena, para cuestionarlos, confrontarlos y abrir en mí y en el espectador nuevas perspectivas sobre ellas.
Ficha técnica:
Actores: Leandro
Castro, Ángelo Duran Flores, Raquel Faure, Franco Freijomil, Florencia Galván, Cecilia Labourt, Daniela Laks y Diego Vegezzi.
Títeres: Juan
Guardia.
Músicos: Nicolás
Gambolini y Nicolás Guida.
Dramaturgia:
Laura Contino.
Dirección: Laura
Contino.